Novedosa financiación de CSP como infraestructura pública

Acaban de financiarse dos proyectos de CSP bajo el modelo de «bienes públicos», conforme a lo cual e

Ashalim Plot A (Negev Energy) es un proyecto cilindroparabólico de 125 MW.

Es una idea antigua que adquiere relevancia en la era del cambio climático.

Por Susan Kraemer

La idea de ceder un proyecto al estado una vez que se haya recuperado los gastos de capital iniciales podría parecer poco atractiva para la mayoría de los desarrolladores. Al fin y al cabo, una vez que se paga a los inversores, lo que llega son años dorados de energía gratis.

No obstante, BrightSource Energy (en inglés) y Abengoa (en inglés) acaban de llegar a un acuerdo financiero para un par de proyectos de energía termosolar en Ashalim (Israel).

Abengoa construirá un proyecto cilindroparabólico de 100 MW con almacenamiento por 1.200 millones de USD. La financiación inicial es de 250 millones de USD y procede de la Corporación de Inversiones Privadas en el Extranjero (OPIC, por sus siglas en inglés).

Por su parte, BrightSource Energy construirá un proyecto de torre de 121 MW sin almacenamiento y su coste, 820 millones de USD, será financiado por un consorcio que incluye a una empresa con fines específicos formada por Alstom (25,05 %), BrightSource (25,05 %), y NOY Infrastructure & Energy Investment Fund (49,9 %), que invierte en renovables en Israel.

En el marco de lo que se denomina un acuerdo de financiación BOT (construcción, explotación y transferencia), los inversores del proyecto recibirán el dinero en un plazo de 25 años y el estado de Israel asumirá la propiedad, la explotación y el mantenimiento de los proyectos a largo plazo.

En la financiación BOT, el desarrollador financia y construye el proyecto y, después, asume la propiedad y lo explota durante un período durante el cual recauda los ingresos para reembolsar a los inversores. Posteriormente, cede el proyecto al gobierno.

Usado tradicionalmente para hidroelectricidad

En la actualidad, la financiación BOT suele utilizarse solo para infraestructuras públicas como carreteras. Pero, a principios del siglo XX, muchos países construyeron generación de energía renovable, como hidroelectricidad, con este tipo de acuerdo.

La financiación BOT apela al deseo básico del ser humano de conseguir algo por nada. "El sector privado construye el proyecto, no se invierte dinero público, y al final, conseguimos una autovía o una carretera gratuita que nos da el sector privado a cambio de nada", como señala un experto.

"Hay multitud de ejemplos en el pasado de construcción de infraestructuras que son totalmente públicas o vuelven a ser públicas", indica Pascal Storck, responsable mundial de servicios energéticos en la empresa meteorológica finlandesa Vaisala Oy. Esta empresa adquirió recientemente 3TIER, un proveedor de evaluación y previsión energética para desarrolladores de eólica, CSP y fotovoltaica solar, como BrightSource Energy en Ashalim.

"Si se trata de una infraestructura duradera, la financiación BOT aportará un beneficio social a largo plazo porque se emplea dinero privado para financiar el proyecto y el coste del combustible a largo plazo, en el caso de las renovables, es cero".

A nivel personal, Storck se beneficia desde hace mucho tiempo de este modelo de financiación. La hidroelectricidad de BPA (Bonneville Power Administration) ofrece ahora una de las tarifas base más bajas de EE.UU. Su electricidad la suministra una empresa pública de servicios que posee su propia generación hidroeléctrica y adquiere energía de BPA.

"La ciudad de Seattle, donde yo vivo -ubicada al noroeste de los Estados Unidos-, es un claro ejemplo de esto, afirma. Nuestra tarifa de electricidad se sitúa a partir de los 0,05 USD/kWh". Lamentablemente, cuando más necesaria es, para resolver el más grave de los bienes públicos, un clima habitable para las futuras civilizaciones, la financiación BOT para energía renovable ha caído en desuso.

Por este motivo, la innovadora utilización que hace Israel de este mecanismo de financiación para incentivar una nueva ronda de energía renovable supone una idea formidable que podría resolver los problemas que plantea la financiación de energías limpias a nivel mundial.

La empresa de asesoría legal ubicada en Israel que negoció el acuerdo de financiación de Ashalim señala que la financiación BOT para desarrollar renovables no fue idea suya. Uri Noy, de Erdinast, Ben Nathan & Co., indica que la empresa no negocia financiación BOT más que para proyectos de infraestructuras como carreteras y puentes.

"Fue una iniciativa del estado de Israel para aplicar este método a proyectos renovables tras haberse aplicado satisfactoriamente durante muchos años en otros proyectos de energía e infraestructuras", declara Noy a CSP Today.

Una ventaja para el desarrollador de renovables

¿Una empresa invertiría dinero si un estado asume su proyecto después de 25 años?

"Todo proyecto tiene que ser rentable en una base pro forma ‑afirma el vicepresidente de asuntos gubernamentales de BrightSource Energy, Joe Desmond‑, con base en los términos vigentes para financiar un proyecto. Todo se analiza desde la perspectiva de la empresa que lo financia".

Una gran ventaja que presentan los acuerdos BOT para el desarrollador es la facilidad para obtener permisos, ya que el gobierno tiene interés en que el proyecto sea viable. Eso debe ser un alivio para BrightSource Energy, que se ha visto afectada por un proceso de obtención de permisos casi antagónico en EE.UU. y que ha provocado el abandono de tres de cuatro proyectos tras años de presentación de documentos.

No obstante, incluso con un proceso de obtención de permisos más sencillo, la financiación BOT aporta beneficios a todos solo si las tasas formuladas en los primeros 20 ó 25 años son suficientes para compensar el coste total de la construcción.

Por ese motivo, existe el peligro de que se establezcan unos ingresos demasiado bajos para reembolsar a los inversores iniciales. Por ejemplo, los cargos de los peajes no bastan para reembolsar a los inversores antes de la absorción.

En cualquier caso, Israel ha autorizado una tarifa relativamente elevada de 0,76 NIS o 0,21 USD por KWh durante los 25 años de la concesión, bastante superior a la tarifa actual de electricidad al por menor en Israel. Esto garantiza que los inversores habrán recibido toda su inversión para cuando el estado asuma la propiedad. A cambio, los contribuyentes israelíes obtendrán generación sin emisiones de carbono durante los próximos 30-60 años.

Una ventaja para el país

"El estado no paga nada por la cesión tras el plazo de 25 años. Ese es el acuerdo", declara Noy. "Además, el concesionario tiene la obligación de realizar un mantenimiento considerable antes de que llegue ese punto y la planta se someterá a una rigurosa inspección. El gobierno considera claramente que la CSP es una tecnología de más de 25 años, y está en lo cierto".

Noy indica que dicha confianza se basa en el rendimiento de la antigua planta SEGS, que desarrolló la empresa 'padrina' de BrightSource Energy, Luz, en Bakersfield (California).

"Es un enfoque interesante ‑coincide Desmond‑. No difiere de cuando el gobierno financió proyectos de infraestructuras importantes en los años 30 durante la Gran Depresión, como la presa Hoover".

Normalmente, la energía geotérmica y la hidroeléctrica se financiaban así en las últimas décadas. Y, debido a su manera de producir electricidad, la CSP tiene potencial para el mismo tipo de larga vida útil.

Al igual que las plantas geotérmicas e hidroeléctricas, la CSP emplea un bloque de energía convencional y turbinas alimentadas con vapor. La electricidad creada con turbinas de vapor encaja en la financiación BOT gracias a su longevidad.

En vez de pulverizar montañas de la manera que lo hacen las centrales de carbón para obtener combustible, en las renovables de "bloque energético" que emplean turbinas accionadas con vapor, el combustible es la luz solar, el agua por gravedad o el interior caliente de la tierra.

Renovables de bloque energético

Sin embargo, como pueden durar mucho tiempo y generar ingresos durante décadas con una explotación y un mantenimiento mínimos, son este tipo de proyectos los únicos de entre todas las renovables que pueden encajar en la financiación BOT. De hecho, algunos proyectos geotérmicos e hidroeléctricos todavía suministran energía un siglo después.

El proyecto SEGS de 354 MW, la primera termosolar del mundo construida en los años 80, ha estado suministrando electricidad en California durante más de 25 años a partir de sus nueve unidades.

El año pasado, SEGS comenzó su segunda ronda de contratos de 25 años con empresas de servicios públicos de California. Con sus gastos de capital ya reembolsados, pueden cubrir las necesidades actuales de explotación y mantenimiento con estos nuevos acuerdos para la compra de energía a 5,57 céntimos por kWh.

Además, no se reduce el rendimiento con facilidad. Según los datos de la Administración de Información de Energía (EIA, por sus siglas en inglés), generaron 646.521 MWh en 2011.

"En mi opinión, el rendimiento de las plantas SEGS ha mejorado considerablemente con los años", indica Mark Mehos, responsable del programa de investigación en CSP del Laboratorio Nacional de Energías Renovables (NREL) y que está muy familiarizado con SEGS.

"Esto se debe, sobre todo, a la sustitución de los receptores de primera generación por receptores nuevos que son mucho más eficientes. Las prácticas de explotación y mantenimiento en la planta también han mejorado a lo largo del tiempo gracias al largo historial que existe ahora en cuanto a la explotación de estas plantas. Esto permite que se incremente la producción y que se reduzcan los costes de explotación y mantenimiento".

Al igual que los proyectos geotérmicos e hidroeléctricos que se reforman pero siguen generando electricidad durante décadas, es probable que las plantas CSP continúen haciendo lo mismo. No obstante, como los costes iniciales son superiores a los de la eólica y la fotovoltaica, la CSP necesita algún tipo de apoyo gubernamental para su desarrollo a determinada escala.

Los modelos empresariales BOT (construcción, explotación y transferencia) ofrecen una manera viable de que los desarrolladores sigan en el negocio. Esto permitiría una mejora continua de la tecnología, que los inversores tengan la seguridad de que van ser reembolsados, que los contribuyentes obtengan energía más barata cuando se reembolsen los costes de capital y que los países tengan la garantía de que se cumplen los objetivos climáticos, gracias a una amplia variedad de recursos renovables.